Ya se encuentra disponible el número 6 del boletín Un Disparo Colectivo.
En este número:
-Un año del disparo colectivo
-La sin razón... ¿o la con razón?
-35 aniversario de la muerte del poeta salvadoreño Jaime S. Q.
-Poesía
-Fechas históricas de julio.
Para descargar ALLÁ
viernes, 31 de julio de 2015
sábado, 11 de julio de 2015
Jaime Suárez Quemaín: Biografía de un Anarquista salvadoreño.
(NOTA de Esp. Lib: Un día como hoy, pero de 1980, fue secuestrado por escuadrones de la muerte el compañero JSQ, un día después sería encontrado muerto. 35 años después de su asesinato reproducimos ésta pequeña biografía escrita hace un año y que encontró sus fuentes mayoritariamente en internet con el afán de recordar y honrar al compañero.)
Jaime Suárez Quemaín, hijo de Carlota Quemaìn y de Alex C. Suárez, nació el siete de mayo de 1949 (otra fuente afirma que en 1950). Poeta, periodista, maestro, anarquista. Un verdadero símbolo de la libertad de expresión.
Jaime Suárez Quemaín, hijo de Carlota Quemaìn y de Alex C. Suárez, nació el siete de mayo de 1949 (otra fuente afirma que en 1950). Poeta, periodista, maestro, anarquista. Un verdadero símbolo de la libertad de expresión.
Suárez ha sido visto como poeta, o como periodista, ya que
fue jefe de redacción del periódico La Crónica, pero no ha sido comprendido o
estudiado de una manera integral, es decir que es necesario comprender el
pensamiento anarquista para comprender lo que motivaba o anhelaba el poeta y su
contraste con su actuar en el día a día. En este sentido los anarquistas
salvadoreños tenemos una deuda con el compañero.
Antes de decir otra cosa permítasenos hablar de la vida de
Jaime. En sus propias palabras él fue “Solitario
quizá, no pesimista, un poco soñador, serio, cansado, con una buena dosis de
anarquista”. Fue un verdadero luchador en contra de la injusticia. En la
escena poética Suárez incursiono desde muy temprana edad, se dio a conocer al
ganar un certamen estudiantil nacional en 1970; desde ahí la pluma fue su mejor
arma ¡y vaya arma! Además de la poesía escribió teatro y artículos de opinión.
Suárez fundó junto a otros, la revista literaria La Cebolla Púrpura, que gozó
de mucha simpatía por varios años. Todo esto mientras desarrollaba su trabajo
como periodista de La Crónica.
La Crónica denunciaba las infamias cometidas por los
gobiernos, por sus vasallos y por sus amos. Debido a ello Jaime fue amenazado
muchas veces para que dejara de escribir, también sufrió un atentado directo
del que resultó ileso y con más ánimos que nunca. Bien dicen que la represión
sólo aumenta la lucha. La primera advertencia le llego por medio de su hermano,
que era coronel, arrojándole un ejemplar de La Crónica le dijeron con evidente
enojo: “decile a tu hermano que deje de escribir esas cosas, sino le vamos a
dejar un mensaje en La Crónica”. Un día se detuvieron dos vehículos frente a La
Crónica, bajaron la puerta de la cama de un pick up y tomaron posición para empezar
a ametrallar las instalaciones del periódico. A pesar de este aviso, Suárez
siguió escribiendo.
La segunda advertencia fue un ataque directo ya que cuando
él se encontraba en otra sala supervisando la edición del periódico llegaron un
par de hombres (si es que se les puede llamar así) y ametrallaron desde afuera
la oficina de Suárez. Salió ileso. Cuando los perros (con el perdón de los
perros) se fueron, el anarquista, en un tono sarcástico dijo al recoger los
casquillos: “me voy a hacer un collar con
estos bolados”. Un día volvieron a llegar donde su hermano, el coronel, y
le dijeron que ahora el aviso se lo iban a dar directamente a Suárez y que le
dijera que dejara de escribir. Ante la amenaza se reunió toda la familia y le
pidieron que saliera del país. El poeta dijo: “si mataron a Monseñor Romero, quien soy yo”.
Este temperamento anarquista, este “sacrosanto amor por la desobediencia” propio de Jaime fue lo que no
agradaba al poder y sus vasallos, esto es lo que aún 34 años después de su
muerte sigue disgustando a muchos, pero, eso sí, enamorando corazones en otros
que como él luchan contra la realidad injusta.
En un ambiente hostil para el periodismo (para el periodismo
como tal, no para el periodismo corrompido, burgués. No se trata aquí de La
Prensa Gráfica o El Diario de Hoy) ejercerlo significaba todo un reto, era un
cuerpo a cuerpo con el enemigo, era enfrentarse de frente con los enemigos de
los niños sin techo. A pesar de la represión estatal hacia los campesinos, en
particular y, hacia los desposeídos, en general la lengua de Jaime nunca se
quedó muda.
Las últimas palabras del anarquista con su madre fueron las
siguientes:
-La Madre:
Hijo vas a la redacción o al café…
Jaime, un hombre resuelto, decidido, con criterio, sin
miedo, luchador por la libertad de expresión de los salvadoreños y en contra de
las injusticias responde:
-Madre, las sombras que me persiguen siempre van a cualquier
parte donde me dirija. Pero estate tranquila.
-La Madre.
Hijo no hables así.
Jaime responde.
-Madre, cualquier cosa que pase escribe en mí lápida lo que
te digo ahora:
“Es tan sucio el que pone las cadenas como el que lo acepta
como algo sin remedio”
Le dio un beso y se despidió.
Nunca más volvió a ver a Jaime.
Como lo hacía a diario, el poeta y periodista Jaime Suárez
Quemaín bebía café en el Bella Nápoles, muy cerca de donde se encontraba la
redacción de la Crónica. Acababa de darle un sorbo a su taza cuando el
fotoperiodista César Najarro entró en el local y al ver a Suárez decidió ir a
saludarlo. En ese momento la muerte le llego vestida de cinco encapuchados, que
acababan de salir de un taxi, se acercaron a los periodistas y uno se quedó
tras Suárez y le tocó la espalda. Al levantarse Suárez el otro hombre le puso
unas esposas, inmediatamente hicieron lo mismo con Najarro. Era la tarde del 11
de julio de 1980. El silencio reinó en el Café Bella Nápoles, así como sucedía
en la mayoría de calles, casas y parques de El Salvador. El 12 de julio fueron
encontrados ambos cuerpos en la entrada de Antiguo Cuscatlán. Ambos habían sido
cruelmente torturados, Suárez había recibido varias cortadas con machete en la
espalda, también le habían abierto el abdomen, además tenía varios golpes en su
tórax, rostro y extremidades y un agujero de bala muy cerca de uno de los
orificios de su nariz.
Creyeron estos bastardos de la oligarquía que así lo
callarían, que esperen sentados si creen que eso pasará. Jaime vive en cada
pluma que se rebela contra esta dictadura que se llama democracia, vive en cada
gesto de amor, de desobediencia, de rebeldía, de libertad de expresión, de
solidaridad, en cada ambiente libertario.
Jaime fue poesía viva, estuvo: ¡Fue poesía cruda! Fue, es y
seguirá siendo –aunque no quieran– un disparo colectivo, una pringa de luz en
las tinieblas. Jaime nació para soñar en un mundo donde los sueños están
prohibidos.
A 34 años del cobarde asesinato del compañero anarquista
Jaime Suárez Quemaín nada esta saldado.
Escrito por Chepe C.
Extraído del boletín anarquista Un Disparo Colectivo N°1
disponible en:
jueves, 9 de julio de 2015
25 y 30 de julio 1975.
Escrito por: Milton Aguilar,
Estudiante egresado de la licenciatura en sociología de la Universidad de El Salvador.
Sucumbir inicuamente ante los encantos del poder es practicable, sobre todo para alguien quien ha seguido órdenes toda su vida a partir de métodos jerárquicos, tal es el caso del ex presidente Arturo Armando Molina y el ex general Carlos Humberto Romero, ambos militares y autores intelectuales de la irrupción a la Facultad Multidisciplinaria de Occidente de la Universidad de El Salvador en aquel momento llamado el Centro Universitario de Occidente, el 25 de Julio los estudiantes hacían sus preparativos para salir al día siguiente con el histórico desfile bufo que desarrollaban cada 26 para presentar de manera poética y satírica sus expresiones en desacuerdo con el gobierno de Molina, hacer mofa se había convertido en una de las más sutiles poesías del pueblo, pero sus planes fueron frustrados esa noche se armó un operativo altamente represivo irrumpiendo las instalaciones de la institución y tomando el campus a diestra y siniestra de las ordenes de los altos mandos militares; los planes de los estudiantes fueron truncados.
Pero la historia no terminó ahí, cinco días después y al darse cuenta de la irrupción violenta al campus, la conciencia revolucionaria llenó la sede central de la UES de esa brisa que danza con los bellos campos insurrectos de las mentes de la comunidad universitaria (aún estudiantes de secundaria), ante el hecho cometido el 25 de julio se convoca a una Asamblea Universitaria donde se establecería que el acto cometido por los militares fue una clara violación a la autonomía de la Universidad de El Salvador y ante la sutil advertencia de Humberto Romero por medios televisivos, radiofónicos y papeles arrojados desde avionetas, instan y llaman al pronunciamiento público y protesta masiva denunciando los hechos cometidos por las botas verde olivos, y es así que el 30 de julio de 1975 se da esa amada y odiada “solidaridad revolucionaria estudiantil” la marcha que salió de la entrada conocida como “ANDA”, en dirección hacia el parque Libertad, ¡y vaya como es la historia! que lo que hicieron los militares fue justamente coartarles su libertad de expresión incluso la misma libertad de existir, las banderas y las pancartas estaban listas y no podían faltar esas motivadoras consignas, pero fue a la altura de la 25 avenida norte cuando los que encabezaban la marcha fueron reprimidos vulgarmente con gases lacrimógenos y la orquesta del vaivén de balas se hizo presente con miembros de la guardia nacional y los mismos militares, todo parecía normal hasta el estruendo de balas dirigidas hacia los estudiantes y maestros, la misma marcha fue interceptada sobre la 3° Calle poniente, vino la zozobra, las tanquetas rodearon la retaguardia de las y los manifestantes y todo parecía un concierto de un teatro de cámara donde el objetivo era que el público observara esa masacre, donde los disparos fueron a quema ropa y teniendo en cuenta que eran personas desarmadas, los gritos, los llantos, la agonía envolvía con mucha ternura los cadáveres olorosos a sangre con plomo, muchos compañeros en el afán de sobrevivir saltaron el puente que se encuentra en esa avenida, muchas y muchos fracturándose sus piernas y sus pies, otros lograron refugiarse en las instalaciones del ISSS, pero los que no pudieron correr, pues, corrieron la suerte de ser aplastados por las tanquetas aún vivos.
Tras esparcir los manifestantes era necesario no dejar una mala imagen a nivel internacional, con mucha agua y mucho jabón se quitó la sangre de las aceras, más no de las consciencia del pueblo, el circo continúo cuando los periódicos dieron realce al concurso de miss universo y opacando la noticia argumentando que solo existió un muerto en la represión, pero la historia no callaría, demostró que hubieron muchos lesionados, heridos, desaparecidos y muertos, el 30 de julio de 1975 se convirtió en un día rojo y sobretodo negro para la Universidad del pueblo.
Solo cuando ves el cadáver de un compañero tirado en la acera con señales de tortura y estampado apenas suspendida en su rostro una sonrisa, entonces, entiendes porque le llaman a éste matadero “El país de la sonrisa”.
Arturo Armando Molina y Carlos Humberto Romero (ambos culpables de lo sucedido) siguen libres tras ampararse en la ley de amnistía, no existe una investigación “seria” que los inculpe y mucho menos que traiga justicia a éste pueblo que tanto ha sufrido las dictaduras militares.
Un día después del suceso y no alejado de la realidad existió una revista llamada “La crónica”, anarquista de la época, su director fue Jaime Suarez Quemain, un reconocido intelectual libertario, y nosotros como anarquistas no podemos quedarnos callados ante el aire injusto que entra por nuestros pulmones, solo pueden callarnos a besos, Quemain tenía claridad política, amaba mucho a su familia y su familia a él, De hecho el 31 de julio de 1975 (un día después de la masacre) él le escribe unos pequeños versos a su hijo que aún no nacía, expresándose así.
Quiero un testigo lúcido de ti:
“Conozco cuanto sueñas, niño mío.
Ya iremos a conocer la vida,
a comprobar los frutos:
quiero de ti un testigo lúcido”.
Luis Marré
Falta según el médico
más o menos dos meses para que entres al juego.
Y no es nada agradable.
Hay gente que se opone a tu venida,
maltusianos de mierda
que sólo ven soluciones en el crimen
(Nada menos ayer
reprimieron a un grupo de estudiantes
que pedían un mundo más humano).
Te lo cuento
no para que te acobardes,
tendrás que pelear a dentelladas,
cumpliendo tu función social a tu manera,
desde donde te toque,
no importa la trinchera ni quien sea el cantante.
Fíjate en la canción, es lo que importa.
Los líderes son marionetas de las circunstancias.
Cuando no están a la altura de su pueblo.
Con el tiempo
desde la escuela tratarán de "educarte"
-es decir: Domesticarte-
por suerte hay medios para evitar la trampa.
Te dirán que el mundo
se divide entre vivos y tontos.
Nada más falso, niño mío.
En el hombre sólo hay dos alternativas:
Es libre o no lo es.
Con esto quiero decir
que eres tú quién decide.
Es tan sucio el que pone cadenas
como el que las acepta como algo sin remedio.
Tu madre dice que te estoy dando línea.
Sólo los viejos creen no equivocarse
y 25 años de vivir a 60 segundos por minuto
no me hacen decir que todo tiempo pasado fue mejor.
Cuando asistas a la universidad
ten presente
que manos de albañiles la construyeron,
que detrás de cada libro
hay manos de tipógrafos que, aunque no te conocen,
piensan en ti en cada letra que colocan,
que detrás de una regla de cálculo,
de una probeta
y hasta del lápiz que ocupes: Hay manos obreras.
No los defraudes volviéndoles la espalda.
Si algún día te toca
anteponerle a tu nombre
la palabra "doctor" o "licenciado"
que no sea para estar en alianza con el gánster.
Es todo por ahora,
el apretón de manos lo dejo para cuando nazcas.
San Salvador, 31 de julio 1975.
El pueblo Salvadoreño no puede ni debe olvidar las injusticias cometidas por la bota militar, ante toda injusticia la solidaridad anarquista se hace presente.
Tomado de: Boletín anarquista "Un Disparo Colectivo" N°2
(Publicado el año pasado en el mes de agosto)
Jaime Suárez Quemaín: Conmemoración a 35 años de su asesinato.
Con motivo del 35° aniversario del asesinato del compañero Jaime Suárez Quemaín, el Colectivo Anarquista "Gerardo Elías Rivas" invita a compañerxs, amigxs, familiares y pueblo en general a conocer la vida, obra y lucha del compañero Jaime. Para más información consultar en el siguiente evento creado en "feisbuk": https://www.facebook.com/events/715534305240722/
Anuncio de la actividad en conmemoración al 35° aniversario del asesinato de Jaime en la revista ATENTADOS N° 8 correspondiente al mes de Junio. Revista disponible en: https://www.autistici.org/colectivolarevuelta/?q=node/19 Habrá música en vivo, proyección, literatura de JSQ, material libertario, y foro-conversatorio. Les esperamos. |
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